viernes, 26 de septiembre de 2008

España, financieramente hablando

Los españoles deben a los bancos más de 665.107 millones de euros por sus casas.

Las deudas contraídas por las familias españolas para la adquisición de una vivienda ascendían a 665.107 millones de euros al finalizar mayo, un 9,9% más que en el mismo mes de 2007, aunque el ritmo de este incremento es cada vez menor.

Según los últimos datos publicados por el Banco de España, a pesar de que el volumen absoluto de la deuda hipotecaria sigue creciendo mes a mes, las cifras de los últimos años demuestran que cada vez lo hace a menor velocidad. Así, en mayo de 2007, el incremento en tasa interanual de estos préstamos concedidos con el único fin de adquirir vivienda fue del 17,39%; en mayo de 2006, del 23,11% y en el mismo mes de 2005, del 24,56%.

En los últimos meses, la tendencia bajista continúa: en abril, el aumento fue del 10,54%, en tanto que en marzo crecían algo más, el 11%; en febrero, el 12,29%; en enero, el 12,76%, y en diciembre, el 13,09%.

En términos absolutos, en comparación con el mes anterior, los créditos hipotecarios para adquirir vivienda habían aumentado en 3.204 millones de euros, en tanto que si se compara mayo de 2008 con el mismo mes de 2007, la cifra había crecido en 60.272 millones.

En conjunto, las deudas acumuladas por las familias residentes en España con bancos, cajas y cooperativas para cualquier fin -no sólo para comprar viviendas- ascendían a cierre de mayo a 898.802 millones de euros, el 9,4% más, incremento que fue del 10% en abril y del 10,4% en marzo, lo que refleja también una notable desaceleración.


Luego de estos datos, vean esta cita:

El denominado sector del ladrillo reúne en sí mismo todos los síntomas del cáncer que amenaza nuestro futuro. El sector financiero español en su conjunto tiene prestado alrededor de 1,8 billones de euros, de los cuales 1,1 lo han sido al ladrillo (600.000 millones en forma de hipotecas; 320.000 a promotores, y 180.000 a construcción y rehabilitación). Nadie conoce la dimensión real de la morosidad latente en estos 1,1 billones, pero todo el mundo teme que puede poner en peligro la solvencia del sistema. Y la bomba nuclear: a aquellos 1,8 billones hay que añadir los 900.000 millones que bancos y cajas deben al exterior, de los cuales hay que pagar o refinanciar unos 90.000 al año. Unos y otras han prestado a largo financiando a corto, y desde luego no con los depósitos de sus clientes. Para hacer frente a tamaño reto, el sistema de cajas y bancos cuenta con recursos propios totales de 168.000 millones de euros. Echen cuentas.

Que se complementa con esta otra:

La tasa de morosidad se situó en julio en el 2,2%, elevando la cifra total de impagados a 40.840 millones de euros. Ese mes, bancos y cajas vieron cómo sus clientes dejaban de pagarles 9.620 millones. Si tenemos en cuenta que en agosto habrá ocurrido lo mismo, y previsiblemente también en septiembre, e incluso más, y si por otro lado reparamos en que las reservas acumuladas (provisiones genéricas, riesgos país y demás) se elevan a unos 47.000 millones y los beneficios anuales del sistema (imputables a la actividad en España) alcanzaron en 2007 unos 17.000 millones, llegamos a la demoledora conclusión que antes de fin de año, siendo muy generosos, la morosidad se habrá comido provisiones y beneficios del sistema financiero entero.


Me han sorprendido estos cálculos que desde luego son muy preocupantes. Y por supuesto me siguen preocupando los extratipos pagados por algunas cajas pequeñas españolas especialmente. Conseguir un 7,25% de una pequeña caja rural o caja provincial, con sus cuentas muy deterioradas por la crisis inmobiliaria empieza a ser moneda común, es decir 2,1 puntos por encima del libor a ese plazo. No quiero ni pensar el deterioro que estas prácticas pueden estar causando en su balance, y sigo pensando que nuestro banco central debería regular estas prácticas de alguna manera por su propio bien, vistos los sustos que nos hemos llevado en otras latitudes. Hay que recordar que un plazo fijo no es una inversión sin riesgo, ese concepto de sin riesgo desde la caída de Bear, Lehman, AIG, Fannie Mae y la interminable lista, ya no es lo que era.

Anclar la riqueza

Todo sistema económico tiene un activo en el que anclar su riqueza. Además, ese activo tiene que estar reconocido socialmente como reserva de riqueza financiera. Ya sea oro, diamantes, tierras, especias, esclavos o dinero, las sociedades han tenido un activo para conservar y transferir riqueza del presente al futuro.

Hasta ahora, en España ese activo era la vivienda. Había un pacto social en el que la vivienda era escasa y racionada. En cambio el dinero, la peseta, era abundante y fácil de conseguir. El banco de España se encargaba de ello; y las autoridades políticas hacían que la vivienda fuera escasa y racionada. Por eso, nuestros padres tuvieron muy bien criterio a la hora de cambiar todo su dinero – las pesetas – por una vivienda; conservar y trasferir riqueza al futuro, a nosotros. Las deudas en realidad no se pagaban. el banco central inflaciónaba y después devaluaba la peseta para que la vivienda conservara su valor en el tiempo. Ese era el pacto y el escenario en el que la gente se tenía que mover.

Hoy en día nos movemos en un escenario totalmente distinto. A partir de la entrada en la unión monetaria, el único activo para anclar la riqueza financiera es el euro. Ese es el nuevo pacto. El euro no es inflaciónario y no pierde valor en el tiempo. El nuevo banco central se encarga de ello. Las deudas en euros se pagan. La vivienda ha dejado de ser escasa y racionada. La clase política se ha encargado de ello. La gente que ha cambiado todo sus euros, presentes y futuros, por una vivienda ha cometido un error. Será dejada a un lado como reliquia del pasado. El nuevo paradigma es el euro.

frases

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Decimos que no tenemos dinero para erradicar la pobreza. Que es imposible. Pero de repente, ¡anda! sí que tenemos 700.000 millones de dólares para salvar de la quiebra a Wall Street.
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Bernie Sanders, senador de EE.UU.

Curso Básico de Bolsa

Una vez llegó al pueblo un señor muy bien vestido, se instaló en el único hotel que había y pusoun aviso en la única página del periódico local, que estaba dispuesto a comprar cada mono quele trajeran por 10 €.

Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron corriendo a cazar monos.

El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que le trajeron a 10 € cada uno sin chistar.

Pero, como ya quedaban muy pocos monos en el bosque, y era difícil cazarlos, los campesinos perdieroninterés, entonces el hombre ofreció 20 € por cada mono y los campesinos corrieron otra vez al bosque.Nuevamente fueron mermando los monos y el hombre elevó la oferta a 25 €, y los campesinos volvieronal bosque, cazando los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.

Llegado a este punto, el hombre ofreció 50 € por cada mono, pero, como tenia negocios que atender en la ciudad, dejó a cargo de su ayudante el negocio de la compra de monos.

Una vez que viajó el hombre a la ciudad, su ayudante se dirigió a los campesinos diciéndoles:

- Fíjense en esta jaula llena de miles de monos que mi jefe compró para su colección. Yo les ofrezcovenderles a ustedes los monos por 35 € y cuando el jefe regrese de la ciudad, se los venden por 50 € cada uno.

Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de monos que había en la gran jaula yesperaron el regreso del ‘jefe’.

Desde ese día, no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monosque compraron con sus ahorros de toda la vida.

Ahora ya tienen ustedes una noción bien clara de como funciona el Mercado de Valores y la Bolsa.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Crisis: esto recién comienza

Vamos por partes. ‘Esto que ahora está pasando’ no es ‘la crisis’, es parte de la crisis. Estructuralmente, esta crisis y la de 1929 serán muy, muy semejantes, de hecho ya se están produciendo similitudes: las arengas de Bush y Paulson, los comentarios de Obama y McCain, las intervenciones de otros políticos, por ejemplo, pero, entre ambas, habrá una diferencia fundamental: el crash del 29 se presentó de sopetón: de ahora para luego, la crisis del 2010 la estamos viendo venir: desde principios del 2007.

Lo que está llegando va a tener el mismo significado que lo que supuso la Gran Depresión, de hecho ahora viene otra Gran Depresión, pero así como entonces la novedad de los instrumentos financieros y productivos ocasionó que el derrumbe fuese casi instantáneo, ahora el derrumbe se ha producido tras haberse estado retorciendo esos instrumentos con absoluto conocimiento de causa, por tanto, el sistema puede irse preparando para lo que viene, pero los efectos de eso que viene serán más intensos porque lo que provocarán lo es.

Por otra parte, en 1929 no había ningún problema con las commodities, los recursos no escaseaban, incluso había amplias zonas en el planeta que aún se hallaban ‘vacías’ o, si no, podían ser vaciadas sin excesivos problemas (la última masacre de indios en USA había tenido lugar hacía menos de 40 años), es decir, el sistema ‘iba a más’. La crisis fue terrible, sus efectos pavorosos, pero no había limitaciones para crecer, para ‘ir hacia arriba’.

Ahora, sin embargo, sí hay problemas con las commodities: la tendencia de su oferta es decreciente, el monto de la deuda privada es alucinante, ya se está produciendo un excedente permanente de población activa que nunca va a ser necesario. Ahora, el planeta no está ‘yendo a más’, simplemente porque no es posible ir a más como se ha ido, ahora se apunta ‘a menos’, a una altísima productividad y eficiencia pero a costa de reducciones en el PIB global.

La de 1929 fue una crisis que, como todas las sistémicas, se produjo porque se agotó el modo como se habían estado haciendo las cosas: la economía mundial, a finales de los años 20, podía hacer más de lo que estaba haciendo, las poblaciones de los distintos países aspiraban a todo porque no tenían casi nada, la productividad favorecía esas expectativas; la crisis se produjo porque el corsé del Modelo Clásico impedía todo eso. Fue terrible, pero los cambios que se introdujeron trajeron el período más deslumbrante de la historia de la humanidad.

Ahora sucede todo lo contrario aunque también se ha agotado la manera como se han hecho las cosas: el sistema ha estado desperdiciando recursos porque los ha estado sobre explotando, todo tipo de recursos, de tal modo que la utilidad marginal de las cantidades de recursos que se han ido utilizando ha sido decreciente. Para dar salida a los fabricados al sistema tan sólo le quedó una salida: permitir el hiperendeudamiento y diseñar los instrumentos financieros que lo posibilitaran. Ejemplos, miles. ¿A dónde hemos llegado?, pues a un lugar en el que sobra de todo, en el que se ha alcanzado el límite físico de la capacidad de absorción y en el que se ha llegado al final de las expectativas de suministro de recursos al ritmo fijado. No ha sido una cuestión ni de sadismo, ni de estupidez, simplemente la evolución ha llevado a eso porque no podía llevar a ninguna otra parte.

Más. En el 29 se perdió la confianza, pero la esperanza permaneció; ahora la confianza (que era mucho mayor porque debía serlo al necesitarse mucha más debido al volumen alcanzado por el sistema) se está perdiendo a pasos agigantados, pero también la esperanza se está marchando. En 1929, durante los 30, las madres y los padres estaban convencidos que sus hijas e hijos vivirían mejor que ellos, mientras que las hijas e hijos creían que estarían mejor que sus madres y padres, hoy, sin embargo, no es así: se sabe, se conoce que los descendientes van a vivir peor que sus progenitores, y eso es nuevo, nuevo y terrible.

Como ven, muy semejantes y, a la vez, muy diferentes.

Bien, sigamos. El crash del 29 estalló, y ya sabemos lo que pasó después. Hoy … aún no ha estallado nada y nada va a estallar. Aquello, lo del 29, fue una explosión, esto, lo del 2010, va a ser un desbordamiento. Esto que estamos viviendo ahora y que se manifestó en Septiembre del 2007, no es más que el inicio de la crisis; es la crisis porque es parte de ella, pero no es un crash, porque, fundamentalmente, no va a producirse ningún crash. Si quieren bautizar a lo que está sucediendo ahora, llámenle precrisis.

Hasta mediados del 2010 vamos a seguir así, aunque 1) tendencialmente, la economía, sus índices y agregados, cada vez serán peores y, 2) psicológicamente, la población cada vez estará más jodida. Hasta mediados del 2010 va producirse un deslizamiento progresivo a peor, sin caídas profundas, sin grandes desastres (dirán, ‘¡Hombre!, ¡la quiebra de Lehman!’, no, no crean: en el fondo es un fallido más, el problema es lo que significa: si hubiese quebrado en el 2005, casi, casi ni se hubiese comentado), pero cada vez con menores esperanzas.

A finales del 2009 ya será evidente que se acerca una crisis monstruosa; a principios del 2010 estará aceptado que esa crisis es inevitable, y a mediados comenzará el derrumbe, a plomo, en vertical, ¿cómo en 1929?, menos terrible porque aunque el modelo de protección social se halla en retroceso y, además, se producirán recortes en sus gastos, sus restos actuarán de colchón, pero, más terrible porque la población está acostumbrada a un ritmo de vida que va a cambiar. De todos modos, en parte por el hartazgo de estos años pasados, en parte por la concienciación ambiental, en parte por el propio pavor generado por la indefensión que la población sentirá, en parte por la sensación de inevitabilidad que se instalará, posiblemente la gente no viva excesivamente mal la situación: ‘es así, nada se puede hacer’.

Esto es ‘lo que está pasando’, esto es ‘lo que va a pasar’. Volveremos sobre el tema.

(Lo que está sucediendo no me ha sorprendido, nada, pero sí como está sucediendo. Sinceramente pensaba -y Uds. han podido leerlo aquí- que la FED, o quien-sea, iba a sostener el tinglado financiero como fuese, hasta Noviembre, hasta las elecciones, y no ha sido así. Me comentaba un amigo que se mueve por el mundo financiero que para los Republicanos no era justificable, aunque quisiesen, seguir salvando entidades podridas porque hacer eso restaría fuerza a su propuesta estrella: bajar los impuestos; tal vez, tal vez, pero yo me inclino por otra interpretación: la cantidad de mierda es tan monstruosa, el grado de contaminación tan tremendo, el nivel de afectación por la gangrena tan brutal, que se ha llegado a la conclusión de ya es inútil/imposible salvar nada, tan sólo suministrar calmantes (inyecciones de liquidez) hasta que se produzca el fallecimiento).

http://www.lacartadelabolsa.com/index.php/archivo/articulo/esto_que_esta_pasando/

martes, 16 de septiembre de 2008

La economía de la felicidad

En una encuesta* realizada a unos estudiantes de Harvard se les preguntó si preferían ganar 50.000 dólares al año y los demás 25.000 o bien ganar 100.000 y los demás 250.000. La mayoría eligió la primera opción. ¿Qué verdad económica subyace en esta intrigante historia?

En los años 70 el economista neoyorkino Richard Easterlin observó que la felicidad en las naciones más ricas, una vez superado un determinado nivel de renta, no se incrementaba como consecuencia de unos mayores ingresos (“paradoja de Easterlin”). ¿Por qué? Habría que esperar. Más recientemente, se descubrió que la felicidad se corresponde con la actividad de la zona frontal izquierda del cerebro. Ahora sí. Una vez que las máquinas son capaces de medir estas actividades cerebrales, y obtener datos a partir de muestras de población segmentada por diferentes circunstancias (como la renta), los economistas se pusieron manos a la obra para analizar qué nos transmitían estos datos, generando un novedoso campo de investigación académica. En 2008, profesores de Wharton demostraron que la renta sí que actuaba como un poderoso factor correlacionado con la felicidad, pero lo cierto es que cabría matizar este planteamiento con dos poderosos avisos:

Primero, el dinero puede emplearse en comparar, no en comprar, en cuyo caso podemos caer en un círculo de infelicidad. Recuerden el caso del inicio. El economista inglés Richard Layard, catedrático de Leicester, escribió un apasionante libro** en el que intenta profundizar en los planteamientos de Easterlin con una curiosa proposición: una vez que el ser humano cubre unas necesidades básicas (que fija en 15.000 dólares), el dinero se emplea cada vez más para compararse con los demás. Así, las series de felicidad con las que ha trabajado Layard demuestran que bienes como un coche de lujo proporcionan una felicidad pasajera: en el momento en el que nuestro vecino adquiere un automóvil similar al nuestro la felicidad obtenida se anula. En ese instante el ser humano intenta volver a distinguirse adquiriendo otro objeto de mayor valor. Para lograr los recursos económicos se emplean más y más horas de trabajo, y una vez obtenido el nuevo bien se genera otra felicidad pasajera que acaba desembocando en un peligroso círculo vicioso: al trabajar más y más horas se sacrifican otras fuentes de felicidad (que exponemos más adelante), con el paradójico resultado de que la felicidad final puede resultar inferior a la que se disfrutaba al inicio de tan dramática carrera. Tal y como el autor afirma “una de las mayores fuentes de infelicidad es la comparación con los demás”. Como el ser humano tiende a fijarse en los bienes de aquél que le supera, la insatisfacción permanente nos acarrea una frustración endémica de difícil combate.

Segundo, un más elevado nivel de renta genera pronto una adaptación del individuo a este nivel de vida más alto, sacrificando rápidamente la mayor felicidad conseguida. De ahí que la satisfacción laboral esté más relacionada con los cambios de sueldo que con el nivel salarial ***.

¿Cuáles son los siete factores que más felicidad generan según se desprende de las regresiones que han llevado a cabo los economistas? El dinero, la salud y la calidad del trabajo son tres, y en los tres nuestras sociedades han sabido encontrar un buen equilibrio. Las otras cuatro restantes son más intrigantes: las relaciones familiares (esencialmente la pareja), las sociales (contribuir al bien común mediante la solidaridad), los valores personales (éticos y/o religiosos) y la libertad personal (este factor explica que en las dictaduras comunistas la gente sea más infeliz que en democracias con un nivel de renta similar). La escalofriante pregunta es: ¿sacrificamos estos últimos cuatro factores con el objetivo de lograr más renta para así comprar más y compararnos mejor? Desgraciadamente puede que respondamos con una occidental afirmación.

Quizás algo en lo más íntimo de nosotros se rebele frente a estos datos y luche por justificar nuestras decisiones. A esa parte de nosotros les ofrezco un dato olímpico que da título al excelente libro de paradojas de Manuel Conthe****: los deportistas que ganan las medallas de bronce son más felices que los que obtienen la medalla de plata.

El que quiera entender que entienda.

* Is More Always Better? A Survey on Positional Concerns, Solnick y Hemenway, Journal of Economic Behavior and Organization, Volume 37, 1998
** La felicidad, lecciones de una nueva ciencia, Taurus, 2005.
*** Véase el excelente estudio de los profesores de la UCLA y del IESE, Sarin y Baucells, “Con más dinero: ¿se puede comprar más felicidad?”, IESE, Febrero 2007,
**** La paradoja del bronce, Crítica, 2007. Esta paradoja fue enunciada por primera vez por Victoria Medvev.

http://www.cotizalia.com/cache/2008/09/10/opinion_20_economia_felicidad.html