lunes, 17 de diciembre de 2007

Un fenómeno sin nombre

Conocemos, gracias al cursillo acelerado que estamos recibiendo estos días, el nombre técnico del crédito que se dispensa a quien no va a poder devolverlo (subprime o basura). Ahora nos gustaría saber cómo se llama la hipoteca concedida para la adquisición de una vivienda sobrevalorada, que es nuestro caso. El Banco de España, una entidad poco alarmista, lleva años advirtiendo de que los pisos que comprábamos por 100 valían en realidad 70 (un servidor, que tiene tendencia al pánico, piensa que valían 50).

Pues bien, usted llegaba al banco, pedía un crédito para adquirir por 1.000 una casa que como mucho valía 700, y el banco miraba para otro lado, es decir, le daba los 1.000 y mañana Dios dirá. Usted, por su parte, amueblaba la vivienda y se metía en ella convencido de que se había hecho con una ganga que al año siguiente costaría un 20% o un 30% más. En todos esos cálculos había no menos de un 50% de delirio o sueño del que estos días empezamos a despertar. Las calles de nuestras ciudades están llenas de carteles de "Se Vende". ¿Pero cómo vender a un precio real lo que compramos al de una quimera? Por cojones, con perdón, no se nos ocurre otra cosa, al menos mientras los expertos ponen nombre a un fenómeno con tantos cómplices.

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