lunes, 7 de enero de 2008

Lo preocupante ya no es el precio de la vivienda

Mucha gente se pregunta:

"No logro explicarme, ¿qué está pasando?

La cantidad de dinero que un banco estaba dispuesto a prestar a la mayoría del público hace un par de años no es ni de cerca la que está dispuesta a prestar ahora.
Hasta hace poco (un par de años aproximadamente) a cualquier pareja joven le prestaban grandes cantidades de dinero para la adquisición de su vivienda sin más garantías que sus nóminas y la propia vivienda a adquirir."

La explicación es fácil. Se llama "burbuja crediticia" y fue una estrategia diseñada básicamente por la reserva federal de Estados Unidos y el BCE para paliar las pérdidas financieras producidas por el reventón de la burbuja de las punto.com y el riesgo de recesión que provocó el atentado del 11-S en 2001. Para salvar al sistema financiero, ambas entidades multiplicaron la liquidez bancaria y bajaron los tipos a niveles históricos. Al mismo tiempo, se diseñaron "innovaciones financieras" de alto riesgo: las CDO y la titulización hipotecaria, destinadas a apalancar los créditos mediante recompras sucesivas de los títulos de deuda, enmascarando de esta manera la insolvencia del sistema. Esto se llevó a niveles extremos.

Era evidente que tal inundación de liquidez e "innovación financiera" iba a provocar otra burbuja, ahora sobre los activos tangibles de refugio clásico: el mercado inmobiliario. Inmediata y previsiblemente, se desató la escalada. Con tipos en mínimos históricos y abundancia de liquidez, los bancos se dedicaron alegremente a regalar créditos hipotecarios -que a eso se dedican, vamos- a gente que en condiciones normales jamás hubiera sido financiada por montos escandalosos como los que hemos visto. Como los bancos minimizaban su riesgo de impago debido a la titulización hipotecaria (y, en el caso español, mediante avales solidarios), poco les importó crear un desaforado mercado subprime, que en condiciones normales hubiera sido considerado insolvente.

Toda burbuja provoca un antimercado (paradoja mediante la cual oferta y demanda se potencian en lugar de tender a equilibrarse) : una distorsión explosiva de la demanda, atraída por la posibilidad de especulación. De esta manera, entre 2001-2006, la demanda de compra de vivienda es España se duplicó, lo que hizo creer a muchos genios inmobiliarios que, de allí en más y para siempre, lo más natural iba a ser que cada español tuviera dos o tres viviendas en propiedad y compradas a precios estratosféricos.

La locura tuvo éxito inicial debido a que esto coincidió en España con que se incorporaba al mercado la generación del baby boom y un número creciente de inmigrantes, lo que hizo que la producción de vivienda triplicara la demanda natural; y como parte del elevado sobrestock que se iba acumulando quedaba enmascarado por la cantidad de inversión especulativa en el mercado, hubo quienes llegaron a creer que el mercado iba a seguir absorbiendo indefinidamente medio millón de viviendas anuales o más.

Pero, de repente.... nos enteramos de casos como éste:

"En los últimos meses, a parejas jóvenes con trabajos cercanas a mí, le han supeditado la concesión de un préstamo a la presentación de avales (en la mayoría de los casos mas de uno)."

Las burbujas se retroalimentan a sí mismas de forma desaforada: la producción, la demanda y los precios se multiplican al mismo tiempo, hasta alcanzar cotas fuera de toda lógica. Sin embargo, como bien explicó H.Minsky, todo cohete necesita quemar combustible, y el único combustible que queman las burbujas se llama "crédito barato". Bastará entonces con que surja alguna incidencia que restrinja el crédito para que el colapso no tarde en llegar. Y cuando el cohete ha llegado demasiado alto, no "aterriza suavemente". Se estrella de mala manera.

Pues, estimado ciudadano perplejo, el combustible se ha agotado. Como la fiesta estaba tan chula, nadie quiso ver que estábamos quemando más combustible del que había, y comenzamos a traerlo del futuro. Ahora hay que devolver el combustible que íbamos a usar en los treinta años siguientes, pero que lo quemamos tirando cohetes en cinco.

Y sin ordalía crediticia, el valor de la vivienda es... pues el que se pueda pagar con lo que tengamos hoy, si ha quedado algo.

Y como la especulación ya ha abandonado las playas inmobiliarias, de repente nos hemos dado cuenta de que la demanda de medio millón de viviendas no era real, y nos han quedado dos millones de pisitos sin vender que no encontrarán dueño por largo tiempo.

Y como gran parte del empleo y la producción eran camareros de la misma fiesta, pronto veremos lo que significa quedarse sin fiesta, y sin saber qué hacer con dos millones de camareros en el paro.

Y como hemos gastado en cohetes el dinero que debería haber sido destinado a la producción, investigación, desarrollo y tecnología... pues aquí nos encontramos a la espera de ser conquistados por quienes hayan usado el dinero en lo que se debía.

Nuestro ciudadano resume:

"Muchos de nosotros, aún queriendo locamente comprarnos nuestra vivienda, no vamos a poder (de momento). No quiero ser agorero, pero mi sensación es que este país, al igual que otros donde la maldita burbuja inmobiliaria ha hecho el destrozo de aquí, va a pagarlo muy caro."

Así es. Por lo de la vivienda, estimado ciudadano, no deberías preocuparte: si sobrevives los próximos tres años y logras ahorrar un poco, comprarás tu vivienda a un precio ajustado a una economía sana: es decir, un 40% de lo que pagarías hoy.

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